La Leyenda de Aang, La Leyenda de Korra

cabeceraHace poco he tenido el placer, gracias a la recomendación de mi hermano, de descubrir y visionar una serie de animación de las que ya echaba de menos. Una serie de esas que divierte, que interesa, que emociona y sobre todo que engancha de verdad. Una serie dirigida a niños y adolescentes y por tanto entrañable, pero al mismo tiempo valiente y original, con muchos más niveles de profundidad de los que aparenta a simple vista, capaz de transmitir su propia filosofía y construir su propio universo. Una serie, por resumir, que no sólo me ha gustado sino que me ha entusiasmado y que de verdad he sentido acabar. Por eso he pensado dirigirle unas líneas, no sólo para recomendárosla (cosa que hago desde YA) sino para desahogarme y, de alguna manera, darle las gracias a los creadores por lo mucho que he disfrutado con ella.

En realidad descubrí Avatar (la serie que tenemos entre manos) allá por 2006 cuando la echaban en Nickelodeon. Vi algunos capítulos y me gustó, pero por estar en esa época centrada en otras series y no tener costumbre de ver nada en la TV, acabé por dejarla. Ahora, muchos años después, su segunda parte La Leyenda de Korra ha terminado con un polémico final que roza lo revolucionario y que ha dejado boquiabierto a más de uno, lo que ha permitido a muchos descubrirla (o redescubrirla, como es mi caso). Clicad aquí si no os importan los spoilers y queréis saber de qué hablo.

Ahora que la he visto entera y puedo hablar con propiedad, voy a intentar contaros algo sobre ella para que la descubráis y, si es posible, la disfrutéis tanto como yo :).

La serie

Avatar: The Last Airbender (o Avatar: La Leyenda de Aang como se conoce aquí en España) y La Leyenda de Korra son dos series diferenciadas pero que constituyen la primera y la segunda parte de una misma historia. Las dos transcurren en el mismo mundo, con personajes y motivos recurrentes en ambas y las dos tienen como hilo conductor a su personaje principal, el avatar, que es el ser destinado a ejercer de puente entre el mundo de los humanos y el mundo de los espíritus. En la primera parte el avatar es Aang y en la segunda parte el avatar es Korra, que no es otra que la reencarnación de Aang 70 años después.

Aang y Korra (voy a referirme así a la primera y segunda parte respectivamente a partir de ahora) son, además, series muy difíciles de catalogar. No por la complejidad de su trama, ni porque empleen un estilo de animación muy novedoso, ni siquiera por sus personajes, brillates y maravillosamente escritos en su mayoría, sino porque suponen una fusión casi perfecta entre la animación oriental (japonesa, más bien) y la animación occidental (en este caso americana). Aang y Korra son series anime, no cabe ninguna duda de esto: los combates de artes marciales, la animación, la seriedad y complejidad de los personajes y las tramas y los motivos espiritistas eliminan cualquier duda al respecto. Y sn embargo, Aaang y Korra son series americanas, creadas en origen por los estadounudenses Bryan Konietzko y Michael Dante DiMartino con el mecenazgo de Nickelodeon. Y curiosamente, el cóctel funciona: ambas series toman lo mejor del storytelling oriental (el misticismo, el drama social y político, los combates con poderes sobrenaturales, la evolución y profundidad psicológica de los personajes) y lo mejor del occidental (el humor, la naturalidad en el trato de ciertos temas como el amor o la atracción sexual, la perfecta funcionalidad de los guiones que carecen de diálogo innecesario o episodios sobrantes). El resultado es un producto nuevo, un género que no existía hasta ahora y que ha demostrado ser posible e incluso muy interesante: el anime occidental.

Curiosamente es precisamente la carencia de una etiqueta explícita lo que ha supuesto una mayor barrera para la adecuada aceptación de la serie a nivel mundial: los fans del anime lo consideran un producto apócrifo y los espectadores acostumbrados a la animación occidental lo consideran demasiado diferente. Eso sumado a una película live-action lamentable, a la confusión nominal generada por la película Avatar de James Cameron y al continuado ninguneo que ha sufrido por parte de Nickelodeon que ha emitido la última temporada sólo online, le ha puesto las cosas difíciles a la serie para conseguir la audiencia que merece. Sin embargo vale la pena liberarse de prejuicios y verla porque Avatar no es sólo una serie única, es además una serie muy, muy buena.

La trama

Korra1.Avatar transcurre en un mundo dividido en cuatro naciones: las Tribus del Agua, La Nación del Fuego, El Reino de la Tierra y los Nómadas del Aire. En todas las naciones existen seres humanos con un poder especial llamado bending (o control, como se tradujo al español) que les permite controlar el elemento propio de su nación. Estos maestros de los elementos son conocidos como benders y conviven con personas normales que no tienen este poder. Aún así todo en el mundo de Avatar gira en torno al bending: la tecnología, los medios de transporte, la ingeniería… prácticamente todo se consigue mediante el control espiritual de los elementos.

Entre todos estos maestros de los elementos nace cada generación uno especial: el avatar, maestro de todos los elementos. Este maestro de maestros nace en cada reencarnación en una nación diferente y siguiendo siempre el mismo ciclo: fuego, aire, agua y tierra. Además no sólo puede dominar los cuatro elementos sino que es capaz de conectar con sus vidas pasadas y acceder al mundo de los espíritus. Por todo esto es siempre el encargado de mediar entre las naciones para asegurar la paz, el diálogo y el equilibrio. Huelga decir que ser el avatar no sólo no es fácil sino que en muchos casos es una carga casi insoportable. De ahí el origen del conflicto en la serie y el punto de partida para las aventuras de Aang y Korra.

Como ejemplo, el opening de la primera parte de la serie resume su espíritu y su contexto bastante bien:

Referencias

Los creadores Konietzko y DiMartino admiten que para crear Avatar tomaron muchísimas referencias no sólo del anime, con algunas tan importantes como Miyazaki, sino también de la cultura oriental en general. De hecho las cuatro naciones de Avatar tienen características orientales en su cultura, su música, su forma de vestir e incluso en los rasgos de los personajes. No existen personajes arios en Avatar, y apenas los hay con el pelo claro. Todos tienen rasgos orientales, incluyendo a las tribus del agua que tienen la piel más oscura y por lo tanto podrían considerarse de raza hindú.

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El Príncipe Zuko realizando la Danza del Dragón, una forma de artes marciales propia del control del fuego.

El bending también está inspirado en las artes marciales. Cada tipo de bending tiene características únicas según al elemento que va dirigido y por tanto tiene su propio carácter y sus propios movimientos. Así, de cara a la animación, los creadores se inspiraron en el Tai Chi para el control del agua, en el Kung Fu Shaolin para el control del fuego, en el Hung Gar para el control de la tierra y en el Pa Kua Chang para el control del aire (todo artes marciales de origen chino).

Los personajes

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De atrás hacia adelante: Tenzin, maestro del aire; Mako, maestro del fuego; Bolin, maestro de tierra y Korra, la avatar en La Leyenda de Korra.

Aunque las tramas de la serie están cuidadas al detalle y consiguen ser divertidas,  emocionantes, profundas y originales, lo que sin duda destaca en avatar son sus personajes. La animación es sobresaliente, de acuerdo; la música y el guion excelentes. Pero la escritura de los personajes es sin duda lo mejor de lo mejor. Tanto en Aang como en Korra el elenco de protagonistas y antagonistas es sencillamente maravilloso. Una parrilla excelentemente escrita con dinámicas entre personajes calculadas al detalle para que sus interacciones generen momentos de humor y drama indistintamente y sin parar, de manera que no puedes evitar quererlos.

La serie toma también en este aspecto referencias de la animación oriental y dota a sus personajes de una evolución psicológica muy interesante. Esto se puede ver sobre todo en el caso de los protagonistas. Aang, por ejemplo, empieza la serie como un niño de doce años despreocupado con una tarea entre manos que le viene demasiado grande: la de convertirse en el avatar que todos esperan que sea. Al final, sin embargo, acepta su destino y toma sus propias decisiones, convirtiéndose en el avatar que él mismo quiere ser. Korra, por su parte, tiene una evolución bien distinta. Si bien al principio es confiada y tiende a ignorar sus propios límites, al final de la serie aprende a aceptar que es falible a través de experiencias dolorosas y adquiere más empatía hacia los demás.

En este sentido un secundario que sufre la evolución a mi parecer más compleja dentro de la serie es Zuko, el Príncipe del Fuego. Su obsesión por capturar al avatar para reestablecer su honor y recuperar el favor de su padre le convierte en el antagonista de Aang, pero su naturaleza obstinada y su férreo sentido de la moral permiten que el espectador lo perciba más bien como un antihéroe y empatice con él. Además la dinámica que tiene con su desenfadado tío Iroh los convierte en uno de los mejores dúos cómicos de la serie, algo meritorio teniendo en cuenta que no escasean los momentos cómicos:

De hecho el humor es también una pieza clave tanto en Korra como en Aang, siendo el medio que utilizan los guionistas de manera más recurrente para aliviar la tensión de los momentos dramáticos y para caracterizarnos poco a poco a los personajes. Otro video con ejemplos humorísticos, esta vez de La Leyenda de Korra:

Además la serie consigue algo que pocas veces he visto en la narrativa tanto occidental como oriental, y es una paridad casi total entre personajes masculinos y femeninos. En el universo de Avatar no se hace hincapié casi nunca en el género de los personajes a no ser que sea a efectos de una trama  o sea fruto de conflicto por algún motivo. Todos los personajes hacen cosas interesantes y tienen tramas argumentales elaboradas sin caer en el cliché (o cayendo tan sólo circunstancialmente) independientemente de su edad o su sexo. Más interesante aún, hay personajes con discapacidad que participan de la acción en la misma medida que los demás, sin que su evidente problema físico se señale de manera intencionada. Es por ejemplo el caso de Toph, una de las protagonistas, que es completamente ciega pero es capaz de «ver» gracias a su control de tierra y es uno de los personajes más divertidos. Además Avatar emplea los tropos típicos de este tipo de series de manera consciente y muy inteligente. Todos en Avatar tienen luces y sombras, y todos tienen puntos fuertes y debilidades. Es necesario ver la serie para entender bien lo que quiero decir, pero creo que en ese sentido Avatar ha dado un paso de gigante. Espero que otras series, animadas o no, puedan seguir su ejemplo.

Para concluir diré que recomiendo la serie al 100% tanto a los amantes de la animación como a los que a priori puedan no sentirse interesados. Incluso si sois fans del anime y pensáis que no os puede gustar un anime occidental, deberíais darle una oportunidad. Yo misma he sido muy muy fan del anime, pero soy aún más fan de las cosas hechas con alma y buen gusto. Creo que es difícil ver esta serie y que no te guste, y tanto Aang como Korra tienen la suficiente autonomía la una de la otra como para ser consideradas y disfurtadas por separado. Lo único malo es que sólo he podido acceder a la serie en versión orginal sin subtíulos, al menos en streaming, y he sido incapaz de encontrar los DVD con el doblaje en castellano :(.

En cualquier caso si estáis interesados podéis ver los capítulos en VO de ambas partes aquí.

¡Hacedme caso y echadles un vistazo! No os arrepentiréis :).

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